Siento cómo las palabras van haciendo mella en mi interior a medida que mis oídos las registran. Siento que se me acelera la respiración y que 'algo' abraza mi corazón haciendo que su peso ya no sea el mismo. Hay una sensación en mi pecho que le prohibe el paso libre a la respiración volviéndola errática y alertando a los demás sentidos. La picazón en la nariz se hace presente, aunque en realidad se manifieste como muchos pinchazos que, cual agujas de tatuador, no cesan de repiquetear en su paso por la piel. La garganta se cierra, arde y el aire que pasa parece raspar la superficie. La mandíbula se desprende de su constante tensión y cae floja y pesada, el intentar llevarla a su estado natural cuesta y dificulta el tragar, haciéndolo más notorio, más sonoro, más incómodo. Los ojos... Los ojos intento mantenerlos firmes, desafiantes, como puertas al interior de un alma indomable pero pican, se reve...